
Aunque claro, eso no significa que abdicaré de las ideas que he presentado hablando de Babel, en cuanto creo que la realidad trae cosas buenas y malas, y el narrador tiene la obligación de plasmarlas tal como son. Tomar una fotografía, se podría decir, con todos sus matices y claroscuros.
Todavía es pronto para anticipar algo, pero tengo que tener una estructura para antes de mi cumpleaños, por motivos más simbólicos que otra cosa. Como siempre, la novela tendrá varias historias más o menos conectadas, personajes más o menos simpáticos, cronologías más o menos lineales. Pero de hecho, este será mi siguiente proyecto, y ya lo puse en fast track.
No queda más que empezar a trabajar.
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