viernes, 2 de marzo de 2007

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A una semana de haber cerrado mi primera novela, y haber tenido un poco de tiempo para enfríar la cabeza, creo que es hora de comenzar a pensar en qué vendrá después. Proyectos no me faltan, al contrario, debo tener unos 12-13 outlines a distintos niveles de avance esperando un poco de atención y algunos meses de compromiso para su redacción.

Lo positivo es que esta vez no tengo deadlines asesinos en mi camino. Podré escribir a un ritmo más humano, cosa que me gusta; probablemente estaría acabando todo en unos seis meses, si mis cálculos no están tan equivocados. Pero claro, primero habría que decidir cuál será la historia y pulir un poco el esquema. En el peor de los casos eso significaría tener la segunda obra lista para fin de año.

Quedan descartadas de entrada las ideas más ambiciosas, que creo merecen un nivel de atención, investigación previa y dedicación que no puedo asegurar ahora; además, resultarían poco vendibles, viniendo de un escritor desconocido; así que nada de trilogías fantasy o sagas de ciencia ficción épica. Igualmente, un maxi proyecto que hace tiempo vengo delineando (nombre en código: The hours vs Terra nostra) no podrá ser el siguiente en ver la luz debido a la extrema complejidad de su trama, que se desarrolla en dos continentes y por medio de tres líneas narrativas intercruzadas, pertenecientes a distintas décadas del último siglo. Demasiada carne en el asador.

Quedan algunos embriones entre los cuales escoger. No sé si inclinarme hacia el remake de un clásico de todos los tiempos (y sobre el cual no vige ningún derecho de autor), que podría autopublicitarse por las potenciales polémicas que generaría, o seguir la ruta comercial de un thriller bastante dramático y a la vez convencional.

En los próximos días decidiré cuál de los dos se convertirá en la novela n. 2 y cuál en la n.3. Y luego, la rueda volverá a girar.


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Y los incautos a la fecha son...