jueves, 15 de marzo de 2007

Diagnóstico: adicción a la Medicina

Aún recuerdo como si fuera ayer ese viernes, en la primavera del '95. Siguiendo las huellas de un battage publicitario impresionante, se estrenaba en Italia el primer capítulo de E.R., presentada como la serie más exitosa a ambos lados del Atlántico. Tengo que reconocer que al principio no de di mucha importancia: en fin de cuentas, parecía haber suficientes doctores en la televisión con las emisiones de General Hospital. Para qué más romances de médicos, cirujanos, enfermeras, pacientes? Uno de mis amigos se convirtió en un fanático total de la serie. Yo, en esos tiempos, tenía cosas más interesantes que hacer los viernes en la noche.

Nunca estuve más equivocado. Algunos años después, cuando ya estaba en la universidad y, gracias a una buena elección de horarios, me encontraba con las tardes libres, pude ponerme al día con las series de televisión. Excluyendo Friends, que se había convertido casi en una religión para mí, estaba fuera de sintonía con lo que sucedía en la pantalla chica; casualmente, justo en esos tiempos y a esas horas del día estaban repitiendo las temporadas antiguas de E.R. Cuando terminó el semestre, me había convertido oficialmente en un fan de las peripecias de esa sala de emergencias de Chicago.

El éxito de E.R. fue iniciar el crossover de géneros en las series made in USA. Usualmente las series médicas eran soap operas interminables o, en el mejor de los casos (Dr. Kildare) eran la historia de un doctor, con la medicina como aderezo. Pero E.R. puso la acción y la dinámica de personajes en primer lugar, tomando la vitalidad cinemática de un policial, el ensemble de un drama, y obviamente más detalles médicos que una enciclopedia de matasanos. Era una quimera impactante, bien construida, con carácteres bien redondeados, historias apasionantes y líneas transversales que unían como una cadena decenas de capítulos. Si va por la temporada n. 13, aún habiendo reemplazado todos y cada uno de los miembros del cast original, esos son los lógicos porqués.

Por casi una década, E.R. ha reinado incontrastada como la reina de las series en bata blanca. Pero luego de numerosos intentos de clonarla tal y cual, han ido surgiendo nuevas ideas que han llevado el género médico un paso más allá. Son tres series, cada una genial a su manera, cada una fruto de la hibridación de las historias clínicas con alguna otra línea argumental: Scrubs, House M.D. y Grey's anatomy, en orden de aparición en las pantallas. Respectivamente, una splapstick comedy, un drama procedural, una dramedy romántica. Es decir, agregando E.R., se cubre casi todo el espectro posible para seriales TV, excluyendo las sit com (aunque no dudo que alguien lo intentará, antes o después). Las cuatro series han terminado por cautivarme, cada una con sus innegables atractivos. Pero una de ellas, en la práctica, me quita el sueño.

Últimamente he estado recuperando en DVD la primera temporada de House M.D. (va ya por la terecera) y tengo que confesar que soy un admirador acérrimo de la serie. Si bien es asimilable al género de los varios C.S.I (sólo que a diferencia de éstos, la investigación se hace antes de tener al cuerpo sin vida...), lo hace con un humor negro de fondo absolutamente irresistible, que permite pasar por alto, la mayor parte de veces, el hecho de que la víctima de turno esté al borde de irse al otro lado del río. Gran mérito de esto va al personaje central, Gregory House, un misántropo mezcla de Sherlock Holmes y Scrooge, capaz de las peores atrocidades caracteriales que se puedan identificar en el género humano, pero auténtico genio de la diagnosis médica. Hugh Laurie presenta una versión amplificada y sarcástica de un elemento ya ensayado en Sense & sensibility, donde encarnaba al amargado pero en el fondo sensible Mr. Palmer, uno de los clásicos detestables con corazón de oro paridos por la pluma de Jane Austen.

Creo que nos encontramos frente al personaje individual mejor trazado de los últimos años. La argucia de ciertos intercambios verbales de House con su único amigo, el doctor Wilson, con su jefa, Cuddy, o con sus tres asistentes, Foreman, Chase y Cameron, es simplemente impagable. Por otro lado, no todos los días se ve un doctor gritarle a un niño para que deje de llorar y lo deje examinar, o mentir a los pacientes, a los colegas y en los reportes (y decirlo abiertamente!) para intentar sacar adelante un tratamiento heterodoxo. Y como si no bastara, encima tiene dependencia a los painkillers!

Pero detrás de esa armadura abollada, dura y punzante, se delinean grietas microscópicas que apuntan a una realidad mucho más compleja. La cojera física refleja el handicap de House para relacionarse con las personas (nadie me agrada, repite una y otra vez, hasta el cansancio); la violencia de su ironía a veces autolesionista esconde resentimientos antiguos, nunca completamente curados. Y lo mejor de todo es que se equivoca: cada episodio es una carrera contra el tiempo para intentar una y otra, y otra, y otra respuesta más a unos síntomas más inaferables y mutantes que Proteo. Antes de dar con la resolución del acertijo, la vida del paciente queda en suspenso por dos, tres, cuatro decisiones erradas. Algo inaudito y bienvenido, especialmente en estas épocas.

Últimamente veo síntomas extraños en todos los que me rodean. Hace un tiempo, he pasado un mes cojeando y con un bastón. La gente se lamenta de mi mal carácter y de mi sarcasmo. Sólo me queda esperar un sospechoso punto de contacto más con House antes de declararme oficialmente un adicto.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Si en EE.UU. House y Anatomía de Grey compiten en diferentes cadenas, aquí las dos son emitidas por la misma, la primera los martes y la segunda los jueves. En el foro de la cadena la eterna rivalidad está servida: "¿tú de quién eres: de House o de Grey?" Por el momento gana House, y por mayoría aplastante.

Aqui las series de médicos se han convertido en filón de la década. Además de Scrubs, que es emitida por un canal de pago, y las eternas repeticiones de ER, en la cadena pública que ahora ya la emiten a horas intempestivas (buen, en realidad nunca fue muy bien tratada) están las de producción nacional: Hospital Central y MIR (Médicos Interinos Residentes) y por lo que se publica, se avecina ahora una de enfermeras.... Vamos, que no hay por donde caer enfermos.

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Y los incautos a la fecha son...