Tengo que disculparme por haber faltado a mi cita diaria con este blog. Si no me equivoco, debe ser la tercera o cuarta vez que me ha sucedido a lo largo de los casi cuatro meses de vida que tiene: es casi el mismo porcentaje de ausencia, diría yo fisiológico, que tengo en mi trabajo oficial.
Los motivos de la última deserción son varios: mucho trabajo, mucho frío, mucha pereza generada por los dos puntos anteriores. Pero sobre todo ayer se tuvo la mayor caída de la Bolsa de Valores de Lima de los últimos 10 años, llegando a -7.6%, luego de casi diez días de pequeñas caídas diarias. Y como todos los que han invertido en bolsa en los últimos tiempos, por lo menos un poco de depresión estaría perfectamente justificada. O no?
Los motivos de la última deserción son varios: mucho trabajo, mucho frío, mucha pereza generada por los dos puntos anteriores. Pero sobre todo ayer se tuvo la mayor caída de la Bolsa de Valores de Lima de los últimos 10 años, llegando a -7.6%, luego de casi diez días de pequeñas caídas diarias. Y como todos los que han invertido en bolsa en los últimos tiempos, por lo menos un poco de depresión estaría perfectamente justificada. O no?
En realidad no. Como sucede en cualquier mercado accionario que haya presentado un subidón disparado últimamente, miles de pequeños inversionistas han incursionado en el negocio ya sea de forma directa o a través de fondos mutuos; la mayor parte de éstos lo han hecho con la esperanza de beneficiarse en el corto plazo de las enormes ganancias que la BVL estaba teniendo en los dos últimos años, sin mayores conocimientos ni acerca del funcionamiento del mercado ni acerca de sus dinámicas. Y lo mismo se puede argumentar respecto a los medios de comunicación, puesto que, salvo excepciones, carecen de una idea precisa de como se maneja la bolsa.
Es así que cuando por primera vez en los últimos meses se tuvo un índice negativo, luego de que por siglos las únicas novedades de la bolsa eran records sucesivos de ganancias, los medios dieron un énfasis absurdo a ese hecho; es más, viendo que la caída continuaba, generaron un efecto de avalancha comunicacional que terminó por asustar a las hordas de pequeños players y los lanzó a una carrera desenfrenada a la venta. Palabras como desplome, por ejemplo, se han desperdiciado en primeras planas y titulares, aún cuando no vienen al caso.
Por ejemplo, no he visto un sólo diario especificar que este crack (así lo han llamado algunos) se ha limitado a anular en dos semanas las ganancias obtenidas en los últimos dos meses... y las que se generaron en 20 meses de alza prácticamente continua? No cuentan? Obviamente, si alguien ha comprado justo al inicio de la caída, ahora le debería quedar un fondo igual al 80% de lo colocado; pero si alguien, por ejemplo, entró al mercado en enero, aún tiene en sus bolsillos el íntegro de su fondo inicial y un buen margen acumulado en el primer trimestre. Alguien se dignó en explicar esto a los inversionistas de a pié?
El asunto es que ayer la estampida llevó el índice por los suelos, tocando lo que muchos piensan ser el piso técnico de la BVL. Es decir, el límite inferior que los analistas habían previsto para este año; de aquí no puede sino subir. Dicho y hecho: con toda probabilidad hoy se recuperará la caída de ayer (bienvenidas de vuelta, ganancias de abril) y en un plazo un poco más largo, quizás de algunas semanas, se regresará al nivel pre shock. Luego, será otra subida hasta fines de año.
Lo que muchos no entienden es que la bolsa, como cualquier negocio, no puede ser interpretada como un instrumento generador de ganancias a corto plazo, y el motivo es simple: en el día a día, hay subidas y bajadas, a veces una semana entera de cada lado. Pero si alguien entra pensando que el trend de las últimas semanas de ganar 1% diario es algo tan seguro como una tasa de banco, se equivoca, y está sujeto a los temores más impulsivos y afiebrados cuando ve los dígitos rojos en la pantalla. Si tuviera la paciencia de analizar los sucedido en periodos anteriores, de averiguar si hay razones estructurales para un resbalón, de estudiar las relaciones con los mercados bursátiles extranjeros, se daría cuenta que retirar sus fondos en un día tan negativo equivale a un suicidio.
La explicación es casi pedestre, pero qué se va a hacer, muchos no la ven. Con un descenso tan estrepitoso, muchas acciones terminarán cayendo por debajo de su valor real, si existe algo así en términos de bolsa. Es decir, el pequeño e incauto inversionista estaría virtualmente rematando lo adquirido. Por otra parte, el día siguiente cualquier persona o entidad que entienda algo de esto notará esa diferencia y se dedicará a comprar masivamente, generando un alza en esos mismos precios. A ese punto, nuestro deprimido jugador de ligas menores sentirá la compulsión de recuperar lo vendido... y lo puede lograr, pero a un precio mucho más caro respecto al que había obtenido durante la venta anterior. En el neto, ha perdido plata y no por culpa de la bolsa, sino de su impulsividad; asumo que esto le va a suceder a muchos. De haber tenido ahorros a la mano, ayer me habría dedicado a comprar a full throttle: con la súbida de hoy habría ganado en un día lo que un banco me da en un año, y a plazo fijo.
Pero en fin, al final esto es igual que el fútbol, las guerras, cualquier actividad que involucre intervención humana, por ende falible: en estas ilogicidades se encuentra el gusto, la diversión, la adrenalina, y a veces la ganancia. Felicitaciones a los que ayer se la jugaron. Sorry a los demás.