lunes, 14 de mayo de 2007

Some kind of machine

Revisando unos de los sitios enlazados, el interesantísimo BLDGBlog, me he topado con una de esas sorpresas que lo terminan descuadrando a uno. En el artículo The architecture of solar alignments se habla del complejo arquitectónico más antiguo de América que presente un comprobado alineamiento solar. Para variar, se encuentra en Perú, a 15 km al sur de Casma; para variar, jamás había oído hablar de él. Chankillo es un observatorio astronómico peculiar, de más de 24 siglos de antigüedad, pero eso no es lo que más me llama la atención.

Fíjense en la foto. No es una casualidad que algunos arqueólogos hayan dicho que es lo más parecido al diseño de una afeitadora eléctrica: la precisión de las líneas y las formas da efectivamente la sensación de que estamos frente a un engranaje, a una pieza mecánica, en el peor de los casos a un circuito de autos de la Fórmula NASCAR; pero es sólo una fortaleza posicionada sobre unas alturas en medio al desierto. Sólo. Así como las pirámides eran sólo tumbas, Troya era sólo un mito, etc etc.

No me voy a detener mucho tiempo sobre esos conceptos. En posts anteriores he dejado constancia suficiente de mi crítica hacia cierto simplismo académico a la hora de enfrentar hallazgos extraordinarios como el que nos ocupa; pueden darse cuenta de eso tanto en la serie de posts sobre la Antártida (parte I, parte II, parte III, parte IV) como en el artículo sobre los mayas y el fatídico 2012, o en el detalle de mi paranoia conspirativa acerca de estos descubrimientos.

Sólo quiero que noten el perfecto paralelismo, que podría apostar es exacto al centímetro, entre los tres órdenes de muralla que rodean a la fortaleza. A parte, acabo de trazar las rectas sobre las que se acomodan los tres lados de esas murallas: forman ángulos de 29°, 61° y 90°; es decir, el edificio es prácticamente inscriptible en un triángulo rectángulo que a su vez representa la mitad de un triángulo equilátero. Por otra parte, la hipotenusa de dicho triángulo, en el lado más largo de la fortaleza, está exactamente alineada con el Norte, con una diferencia de sólo 0°45'. Y agregaría que las entradas a las tres líneas de muros siguen una extraña sucesión: 5, 4 y 3; cuando veo esos números cerca a una estructura inscrita en un triángulo rectángulo lo primero que pienso es Pitágoras. Coincidencias? Probablemente no. Más aún considerando que ya hemos visto cosas por el estilo en otras partes del mundo, y que a muy poca distancia tenemos el observatorio solar del que hablábamos al principio, y que es otro fenómeno digno de mención.

Si observan la imagen del costado, notarán que estamos frente a un esfuerzo arquitectónico y astronómico que no puede ser fruto de la improvisación, la suerte o las coincidencias. Trece pequeñas torres situadas sobre una cresta natural del terreno y las doce aperturas que quedan entre ellas sirven para seguir el camino del sol en el horizonte durante el año. La curvatura natural del borde de la colina y su pendiente deben haber representado un obvio obstáculo para los constructores, que tuvieron por lo tanto que adecuar el ángulo de las torres para solucionar ese impase. El resultado es impresionante.

Yo mismo he tratado de tener cuenta del paso del sol a lo largo del año, tomando como referencia los edificios que se ven desde la ventana de mi sala; pero claro, todo parte de un simple hecho: sé qué día es con toda certeza porque vivo rodeados de relojes y calendarios, y sé en qué fechas caen los momentos particulares (equinoccios y solsticios) de la trayectoria solar, que se encuentran en cualquier almanaque, libro o sitio de internet relacionado al tema. La pregunta es: cuántos años o décadas o siglos de conocimiento acumulado llevaron a los habitantes de Chankillo a poder hacer lo mismo, además de alinear su fortaleza con ángulos precisos y extraños, elevar murallas perfectamente paralelas, construir circunferencias perfectas, y todo lo demás? Y más allá de eso, para qué tanta precisión? Es la misma pregunta que nos ponemos frente a las pirámides y otros complejos monumentales alrededor del mundo. Cualquier persona se queda estupefacta frente a la majestuosidad de los edificios... para qué complicarse en buscar tanta precisión en líneas y ángulos? Se ahorraría mucho trabajo, tiempo y dinero, reduciendo ligeramente esa exactitud geométrica que puede ser identificada y admirada sólo por alguien con instrumentos modernos y con una idea clara de lo que debe buscar.

Entrar en la mente de las civilizaciones más antiguas y desconocidas constituye un rompecabezas de enorme complejidad. Sin duda nos queda el asombro frente a personas que supuestamente no conocían la escritura ni la rueda, y sin embargo eran capaces de modificar la naturaleza para obtener imágenes como la del costado, que visualiza el tránsito del sol al amanecer del solsticio de junio, visto desde el observatorio de Chankillo.

Algún día quizás tengamos las respuestas a todas esas interrogantes. Y probablemente sean mucho más sorprendentes de lo que pensamos.


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Y los incautos a la fecha son...