Y bueno. A veces quisiera equivocarme en los pronósticos, echarle un poco de mufa a los equipos que anuncio como probables ganadores, aunque sea para tener un poco de thrilling en todo el asunto. Pero no. Una vez más (como ya sucedió antes en la Champions) mis habilidades divinatorias han podido más que mis buenos propósitos y deseos. Si quieren comparar, primero lean el post previo a los cuartos de final de la Copa América, revisen los resultados del fin de semana y hablamos.
Claro, hay algunas diferencias, pero más en la forma que en el contenido. Anuncié las victorias de México y Brasil sobre Paraguay y Chile en partidos cerrados; no creo que un 6-0 y un 6-1 de lo más tenísticos sean resultados apretados, pero la cosa es que los dos ganaron. No voy a tomarme muchos méritos por haber adivinado también el Argentina - Perú, cuya conclusión era obvia y del cual hablaré más adelante. El único error estuvo en el Venezuela - Uruguay; tengo que admitir que sobrestimé enormemente la influencia de la federación local, de la hinchada venezolana y de Hugorila Chávez sobre la terna arbitral y el once charrúa. Pero si se fijan, apuntaba que un eventual retorno de Recoba permitiría un 4-3-1-2 mucho más efectivo para los uruguayos y especialmente para Forlán: dicho y hecho, el Chino estuvo en la cancha, el rubio delantero hizo dos goles y Uruguay se tomó la vinotinto de un solo sorbo. Así que, pensándolo bien, voy a considerar con bastante falta de vergüenza que acerté 3.5 resultados sobre 4.
Aprovechando el buen viento en mis velas, sigo de frente a mi sección Nostradamus y veamos que depara mi esfera de cristal para las semifinales del martes y miércoles:
- Uruguay - Brasil: y ahora? Ambos equipos finalmente han encontrado su mejor juego y sobretodo dos conductores creíbles como Recoba y Baptista; sus goleadores, Forlán y Robinho, vienen de un doblete en cuartos. Si consideramos que Uruguay históricamente se juega la vida contra el Scratch y usualmente lo pone en aprietos, entonces el resultado no está tan cantado; más aún analizando línea por línea: ambos arqueros son irregulares; las dos zagas son lentas, aunque la brasileña tiene mucha más llegada y menos marca con los laterales; las volantes presentan tres destructores y un diez; ambos equipos cuentan con un delantero goleador y uno de apoyo. Todo depende del primer gol: Uruguay puede matar en el contragolpe, pero si Brasil marca uno se acaba el partido. Brasil: 60%; Uruguay: 40%.
- México - Argentina: aquí sí la cosa está para cualquiera. El equipo más sólido defensivamente (1 gol en contra, 10 a favor) contra el más goleador (13 goles a favor y 3 en contra); y son los únicos que quedan invictos en la copa. No hay mucho qué decir: es un tiro al aire, pero me juego por el mayor taso técnico argentino. Argentina: 55%; México: 45%.
Lo que sí deja insatisfechos es la absoluta incapacidad de hilvanar juego en la mitad de la cancha, lo que provocó una penuria total de pelotas jugables para los delanteros. Y sí, es culpa del entrenador: porque es verdad que jugaron los 11 que debían hacerlo, pero los 3 de la volante no estaban bien dispuestos en el gramado. Todos (yo in primis) esperaba que Bazalar y De La Haza armaran un doble pivote de contención en el medio, dejando a Mariño libre detrás de Pizarro y Guerrero, para poder generar acciones de peligro y enlazar la zaga con el ataque de forma más eficiente. Pero no: Uribe persistió en su erróneo módulo sin enlaces creativos y dejó nuevamente a Bazalar solo en el medio, con De La Haza tirado a la derecha y Mariño a la izquierda, ambos con funciones mixtas. El resultado fue obvio: nuestro único hombre creativo terminó encerrado en el triángulo Zanetti - Mascherano - Verón, sin contar eventuales incursiones de Messi; por su parte, De La Haza podía avanzar un poco más, aprovechando también la voluntad propositiva de Galliquio y cierta dejadez por parte de Heintze, pero el hombre no tiene los pies de seda y no se le podía pedir que se invente algo extraordinario.
Argentina carburó lentamente y luego abusó del rival con unas individualidades descollantes: Riquelme en un partido lento y contra defensas atrasadas es letal; Messi no solo desequilibra en espacios microscópicos como nadie en los últimos veinte años, sino que tiene una velocidad tal que hasta se da el lujo de recuperar pelotas limpiamente como el mejor volante de marca; Mascherano debe ser el mejor hombre de contención en el mundo junto a Gattuso, al que concede algo en agresividad y carácter pero adelanta en cuanto a edad, entrega clara y llegada al área; y el Pupi Zanetti a sus 34 años sigue siendo una locomotora inagotable de extremo a extremo del campo. No sé qué cuántos títulos hubiera conseguido este ejemplar profesional de no haber jugado por doce años en un equipo tan desastroso y salado como el Inter: misterios del fútbol.
Para Perú no queda más que mirar a las eliminatorias para Sudáfrica 2010, que inician en unos meses. Esta copa por lo menos ha generado certezas: tenemos finalmente unos centrales defensivos de confianza, especialmente Rodríguez y Acasiete; Guerrero ya no es una alternativa desde el banco sino una realidad en neta evolución; Butrón ha demostrado dar seguridad en la valla. Si le agregamos los regresos, luego de motivos variados, de Farfán, Vargas y Solano, armar un equipo competitivo no es una quimera. Claro, hay que despejar las incógnitas que deja el certamen continental, empezando por el técnico: espero que Uribe haya entendido que el 5-1-4 es una cosa y el 5-3-2 otra, y ni qué decir del 3-5-2. Casi con toda seguridad, conociendo a los dirigentes peruanos, el Diamante seguirá al mando de la blanquirroja hasta que la muerte (en este caso, la enésima eliminación previa a un mundial) los separe, así que no queda más que rezar para que el Altísimo lo ilumine y que se decida finalmente a usar el módulo más apropiado para nuestro juego, y que sin falsa modestia vengo afirmando que es el 3-4-3 (como se sugirió en este post) con Butrón en el arco, Acasiete, Rodríguez y Vílchez atrás, Solano, dos hombres de contención a elegir (otro de nuestros problemas) y Vargas en la volante, y Farfán, Pizarro y Guerrero arriba; con la variante de Mariño por uno de los delanteros en partidos más complicados.
Y esperemos que, por fin, esta trágica maldición de la selección se concluya: ya va siendo hora de revertir la historia. Que Machu Picchu nos marque el camino.
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