viernes, 14 de septiembre de 2007

Step by step

Tenía varios temas para el post de hoy, pero la cantidad de trabajo que se ha acumulado en la oficina y un oportunísimo simulacro de terremoto a media mañana me ha llevado a tomar el camino más fácil: hablar de fútbol.

La selección peruana, luego de las prestaciones opacas en la Copa América hace un par de meses, ha cambiado de entrenador, dejando de lado a Julio César Uribe (símbolo del balompié nacional en los '80s) para colocar en su lugar a José Guillermo del Solar (símbolo del balompié nacional en los '90s). El salto generacional es más evidente si se considera que Chemo sólo tiene 3 años como entrenador: dos en Sporting Cristal (ganando el campeonato nacional del 2005) y uno en la Universidad Católica de Chile (subcampeón del campeonato Apertura 2007).

Pero las diferencias van mucho más allá. De Uribe queda la impresión de una esquizofrenia táctica total, con continuos cambios de módulo y el empleo de jugadores en funciones distintas a las habituales; una capacidad imaginativa que no podía no esperarse de uno de los mejores 10 de la historia de nuestro fútbol. Por su parte, del Solar fue un volante de primera línea algo lento y poco técnico, pero con notable trajín físico y excelente visión de juego, algo que se refleja necesariamente en los equipos que ha dirigido: escasos en fantasía, pero sólidos, cuadrados, bien parados en el gramado. Tengo que admitir que él no era mi primera preferencia para encargarse de la selección en el proceso eliminatorio, justamente por su escasa experiencia como coach, más aún a nivel internacional; pero comparado con su predecesor, es una mejoría notable. Por lo menos sabe cómo se juega en el mundo real, gracias a la década que pasó en Europa como jugador: y no es nada parecido al fulbito que se practica aquí.

En las últimas semanas la blanquirroja ha tenido 3 amistosos de preparación para las eliminatorias. En Costa Rica, empatamos un partido que empezamos perdiendo casi de entrada, contra un equipo mundialista y sin tener los jugadores que juegan en el Viejo Continente. Contra Colombia, esta vez en casa y con el equipo casi completo, volvimos a estar abajo por dos veces, antes de igualar el resultado en tiempo de descuento gracias a dos goles de Guerrero. Y en el último partido pasamos por encima a Bolivia, mezclando momentos de buen juego y altas individualidades con las usuales amnesias defensivas.

Si algo se puede rescatar de este tríptico es que el equipo parece tener mucho más carácter que en el pasado. No es normal que Perú recupere resultados adversos o que se mantenga invicto en tres partidos sucesivos; y mucho menos que, por primera vez en muchos años, logre recuperar la pelota en la mitad de la cancha. Chemo sabe a lo que juega: un 4-4-2 muy definido, con cuatro en línea atrás, un volante de contención neto (Jayo, de la Haza, Torres cuando se recupere de su lesión) y uno mixto (interesante evolución del Pato Quinteros) al centro, dos laterales puros (Vargas y Solano) a los costados, y dos delanteros arriba. El esquema asegura una buena presión sobre el equipo adversario y abundante proyección por las bandas, aunque se pierde algo de creación en la zona central.

Como se sabe, hace tiempo postulé algunas ideas sobre como debería jugar la selección. En él planteaba que sólo habían dos formas de parar al equipo, en base a los jugadores que se tienen a disposición. Uno era mi amado 3-4-3, para poder dar cabida a Pizarro-Guerrero-Farfán en la delantera; el otro era exactamente el mismo sistema dibujado por del Solar. Por lo tanto, se mantiene el gran quid que le encontraba a dicho sistema en ese entonces: al tener sólo dos puestos libres en el ataque, tenemos que sacrificar a uno de los 3 delanteros?

En estos amistosos la ventaja ha sido que uno de ellos, la foquita Farfán, no estaba presente por lesión, algo que eventualmente se repetirá a lo largo de las eliminatorias; pero hay que ir pensando qué hacer cuando todos estén hábiles para entrar al campo de juego. Una variante que se probó fue retrasar al tercer delantero (en el partido con Colombia fue Aguirre, en la realidad sería Farfán) sobre uno de los laterales, con consiguiente desplazamiento de Solano en la función de volante mixto. La movida no dio los mejores resultados por una serie de razones: para empezar quita llegada sobre la banda derecha, puesto que el delantero tiende a converger al centro, y se pierde también la capacidad de Ñol para poner crosses efectivos; en segundo lugar, el mismo Solano, al ser un diestro exclusivo, tiende a recostarse hacia el lateral, dejando amplios espacios en el medio; además, al no tener mucha capacidad de marca, obliga al volante de contención a un doble trabajo.

Se me ocurre que otra posibilidad, dentro del supuesto que Farfán juegue a la derecha, consistiría en retroceder a Solano como marcadador derecho, manteniendo formalmente un 4-4-2 que en realidad se parecería mucho (hasta tendría los mismos elementos en la cancha!) al 3-4-3 que he pedido... aunque este último me parece mejor. Solano como marcador termina siendo limitado en las avanzadas, al tener que recorrer 100 metros en lugar de 50 para llegar hasta el fondo, y no asegura una cobertura adecuada a los espacios que inevitablemente dejará abiertos Farfán al subir al ataque.

Siempre he sostenido que en un equipo la única manera de jugar bien consiste en que cada jugador se desempeñe en el lugar que le es más idóneo. En el caso de Perú, hay 7 jugadores de campo que tienen que ser titulares y jugar en la colocación que les corresponde: los dos centrales defensivos (Acasiete y Rodriguez), los dos volantes laterales (Vargas y Solano) y los delanteros (Pizarro, Farfán, Guerrero). Éstos son los únicos jugadores de nivel internacional que tenemos y obligarlos a funciones extrañas a su costumbre sería peor que no hacerlos jugar para nada. El único módulo que permite que los 7 jueguen en sus puestos es el 3-4-3, agregando a Vílchez en la línea posterior y manteniendo un volante de contención y uno mixto en el medio.

Una alternativa ligeramente menos productiva y más defensiva sería un 4-3-3 similar al que usa el Barcelona; Vargas y Solano retrocederían a la línea defensiva, pero con amplias libertades de avanzar al ataque al ser respaldados por dos volantes de contención y un mixto (Torres, de la Haza y Quinteros?). Se perdería un poco de profundidad en las bandas pero se tendría un sector mediano impasable.

Y claro, siempre está la solución más fácil: hacer un turnover de los 3 delanteros, empleándolos 2 a la vez en un 4-4-2 clásico. Algo con mucho sentido si se considera que casi todas las fechas de la eliminatoria serán dobles, con partidos los sábados y miércoles. Las duplas Pizarro-Guerrero, Pizarro-Farfán y Guerrero-Farfán ya han probado en el pasado su carga letal y su buena capacidad de complementación; no sería ilógico apostar sobre su uso alternado.

Pero quien tiene la pelota es el Chemo. Hasta ahora hemos encontrado en sus planteamientos carácter, presión, orden, cosas que siempre ha sabido inculcar a sus equipos. Es hora de ver la parte estratégica: y si le funciona, podemos pensar en dar algún paso más allá de nuestros límites históricos.


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