miércoles, 7 de marzo de 2007

Everybody was kung fu fighting...

Luego nos lamentamos de la violencia en los estadios.

Luego nos lamentamos de los ataques a las fuerzas del orden fuera de los recintos deportivos.

Luego nos lamentamos de los muertos, los heridos, los acuchillados.

Luego enseñamos a los niños que lo importante no es ganar sino participar.

Luego decimos que el fútbol es el deporte más lindo del mundo.

Pero digo yo, como se puede pedir a la gente común, al hincha, al forofo, al aficionado que tomen con hidalguía los reveses que pueden darse sobre el gramado, cuando los profesionales de este deporte, que reciben millones y millones de dólares al año por jugar según un set de reglas claras y establecidas, se dejan ir a exabruptos de violencia animal como los vistos en el Mestalla al final de Valencia-Inter?

Cuando veo imágenes como la que he colocado en este post y pienso en esos 10 minutos de locura, lo primero que se me ocurre es cuantos miles de dólares han ganado los 25, 30, 35 involucrados en esos instantes de obnubilación.

Probablemente, suficientes para alimentar a alguien por toda su vida.

En ese preciso instante, entiendo que Darwin se equivocó. La evolución está regrediendo, y estamos camino a las cavernas.


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Y los incautos a la fecha son...