viernes, 26 de septiembre de 2008

Álgebra esférica III (o cómo volver a repartir la torta dejando contentos a todos)


En el primer post de esta serie justificaba mi iniciativa de dar justicia y lógica (?) al Mundial de fútbol; en el segundo, contaba como había encontrado cuál sería una distribución sensata de las plazas disponibles para la Copa. Ahora se viene lo mejor: encontrar la estructura que se tendría que dar a las eliminatorias para llegar a ese número de cupos, tratando de no descontentar a nadie y colando muy solapadamente (?) el sistema de desempates a gran escala.

Para empezar, no quise meterme a buscar fórmulas nuevas, distintas a las que había empleado; me sentía muy satisfecho con ellas y con su representatividad. Pensando y repensando, de pronto se me ocurrió recurrir a mis memorias de los cursos de estadística, donde encontré un indicador genial: el coeficiente de variación (desviación estándar sobre promedio). Se obtiene un porcentaje de dispersión de la muestra examinada, con la ventaja de que es absoluto: permite comparar muestras distintas o valores que no tienen nada que ver. No me lo invento, lo dice wikipedia (?).

Aplicando ese ratio alrededor del valor promedio que había conseguido para cada continente, podía generar rangos de valores bastante precisos dentro de los cuales podría fluctuar en la asignación de cupos sin ir en contra de la historia, la justicia, la hermandad entre naciones (?). El valor inferior del rango sería el número de cupos directos (es decir, el mínimo de equipos asegurados para cada confederación) y el rango mismo el número de equipos que irían a un desempate; de tal forma, el número máximo posible de equipos para una confederación correspondería exactamente al valor superior del rango.

Con los redondeos apropiados (para eliminar decimales por todos lados), las plazas finales quedaron así: Europa 12 cupos directos y 6 al repechaje, América del Sur 3+4, África 3+2, Norte y Centroamérica 2+2, Asia 2+3 y Oceanía 0+1. En total, 22 lugares predefinidos en las eliminatorias y 9 por disputar entre 18 equipos, de forma intercontinental. Fíjense en algo importante: en el peor de los casos, cada continente tendría aseguradas un número igual o superior de plazas respecto a su récord negativo, y en el mejor, superaría su participación más numerosa. Y además, en lugar de los 33 equipos que llegan a las últimas instancias de clasificar con el sistema FIFA (los 31 mundialistas más el par que pierde los repechajes), con el mío serían 40, es decir casi un 20% más.

Cómo mencioné la última vez, no estaba de acuerdo con generar un torneo premundial de varias rondas: me parecía muy objetable bajo varios puntos de vista, en el aspecto logístico, económico e incluso deportivo: ¿tendría sentido seguir compitiendo cuando, por decir, en los cuartos de final ya están todos clasificados? La única alternativa lógica es armar playoffs directos, de ida y vuelta, y a otra cosa mariposa (?), porque te aseguran estadios llenos en los dos partidos, posibilidades inmediatas de clasificación y por lo tanto mayor voluntad de invertir en los desplazamientos por parte de las federaciones, menos fechas a ocupar en el apretadísimo calendario deportivo, etc etc.

Aunque como nada en este mundo es perfecto, el gran problema de este tipo de desempates es que en 180’ uno se juega 4 años de esfuerzos, y un gol afortunado en el primer segundo del primer partido, tal vez como visitante, puede ser defendido a muerte por un equipo inferior. Y toda la estructura lógica detrás de mi propuesta, hasta este momento, se basa en un intento de tener justicia en el reparto de los 31 cupos del Mundial, de manera que participen los mejores equipos del planeta, más allá de su ubicación geográfica.

Por lo tanto, se me ocurrió poner algunas cláusulas que, sin comprometer demasiado las posibilidades de participación de los equipos “chicos” que hubieran accedido a los repechajes, dieran cierta ventaja a los mejores conjuntos. En primer lugar, era evidente que la localía en el segundo y decisivo partido tendría que ser del equipo con mejor ranking FIFA. Pero otra idea me gustó aún más: establecer un sistema de seeding al estilo de los torneos tenísticos o de los playoffs de la NBA; es decir, generar un orden entre los 18 participantes a los repechajes basándose en su posición en el ranking FIFA, y emparejarlos empezando por los extremos: el n. 1 con el n. 18, el n. 2 con el n. 17, etc etc. La única salvedad que dejaría es que no puedan encontrarse dos equipos del mismo continente (de ser el caso, se saltaría un número).

Una vez cerrado el tema de los cupos y de los repechajes, queda un paso anterior a los dos que ya se han tratado: el formato de cada eliminatoria continental que permitiría dar como resultado los 40 equipos que disputarían Mundial y desempates. Un aspecto importante que quería incluir era el exceso de fechas que requieren actualmente las eliminatorias, generalmente debido a la generación de muchas fases intermedias o de grupos demasiado poblados. Pensé que había que ir en tres direcciones muy claras: disminuir al máximo las rondas de partidos, reducir el número de equipos por grupo y tener fases previas en las que se filtrara a los equipos de menor categoría, especialmente en los continentes con más federaciones afiliadas.

En el caso de Europa, que cuenta con 53 equipos, debería haber una eliminatoria previa entre los 34 equipos peor rankeados; los 17 ganadores más los 19 equipos restantes formarían 6 grupos de 6, donde los dos primeros estarían clasificados al Mundial y los terceros irían a los repechajes. En América del Sur, los 10 equipos se dividirían en 2 grupos de 5; los primeros de cada uno irían directamente a la Copa y los terceros a los repechajes, mientras que los segundos desempatarían (ganador al Mundial, perdedor a repechajes) al igual que los cuartos (ganador a repechajes, perdedor a casa). África (52 equipos) tendría una fase previa con 46 países; los 23 ganadores más los siete restantes pasarían a un playoff y los 15 supervivientes se repartirían en 3 grupos de 5: los primeros van al Mundial, el mejor segundo al repechaje y los otros dos desempatan entre sí por el último cupo en la instancia previa.

Para Asia, planteo un sistema similar al africano: preliminares con 38 naciones, fase a eliminación directa entre los 19 ganadores y los 5 que no jugaron, quedan 2 grupos de 6; ganadores al Mundial, segundos al repechaje, desempate entre los terceros cuyo ganador también va a los playoffs. En la CONCACAF la fase previa sería con 30 equipos, los quince ganadores y los otros 5 pasan a una ronda directa, de los cuales salen 10 equipos: 2 grupos de 5, los primeros al Mundial, los segundos al repechaje. Finalmente, para la gente del Pacífico (?), huérfana de canguros y koalas que se fugaron con los amarillos (?), dos grupos de 5 equipos, con desempate entre los dos primeros para un cupo en los playoffs.

Uff qué aburrimiento con tanto número (?). La cosa es que las fechas de la eliminatoria se reducen notablemente tal como quería; excluyendo las fases preliminares y las repescas intercontinentales tanto en el modelo actual como en el que propongo, Europa pasa de 12 a 10 fechas, Sudamérica y CONCACAF de 18 a 10, Asia de 20 a 14, Oceanía de 14 a 12, y África mantiene las 12 que tiene. Mejor imposible.

Y así se concluye esta saga. Yendo en reversa, hemos propuesto cómo modificar la distribución de plazas en el Mundial entre las distintas confederaciones, siguiendo criterios más serios y precisos que los de la FIFA; hemos planteado un sistema de desempates intercontinentales que permitan un mejor filtrado de los equipos clasificados; y hemos estructurado las eliminatorias de cada confederación para que obtengan de forma fácil y lo más rápida posible a sus clasificados. Podría extenderme, porque también tengo ideas sobre cómo deberían modificarse los campeonatos continentales y nacionales, pero me detengo por un poco de decoro (?).

Una última apreciación: Blatter y el fútbol tienen tanta afinidad como Superman y la kryptonita. Sepp, por el bien de todos, vete ya.

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