A la hora de revisar mis ideas sobre I am legend, la última película de Will Smith, me he encontrado con una enorme cantidad de observaciones y apuntes que no puedo evitar trasladar a un post. Hay tanto material de discusión como para armar una tesis doctoral (?), pero aquí intentaré soltar sólo los puntos principales y de la manera más breve posible... aunque me doy perfectamente cuenta que no será suficiente un solo post.
Supongo que para estas alturas casi todos habrán visto la película, pero para los que no lo han hecho y tienen intención de hacerlo, aviso desde ya que este post está cargado de spoilers. En pocas palabras, se van a tocar aspectos muy importantes de la trama que no han sido siquiera rozados en los trailers o en las campañas promocionales, sin contar que se describe la historia en todo su desarrollo, incluyendo el final. Si no quieren arruinar una experiencia virginal a la hora de ir al cine, no sigan. Si ya vieron la película, adelante.
Voy a poner las manos adelante: la película es buena por sí misma, bastante buena para los estándares de un blockbuster hollywoodense, muy buena dentro del género vampiros/zombies/undead/etc. Aún teniendo defectos que limitan su grandeza, y sobre los cuales me voy a explayar, tiene varios puntos a su favor que no pueden desmerecerse, algunos de los cuales derivan de la premisa de la película y por lo tanto de la homónima novela de Richard Matheson que se ha adaptado, y otros de las decisiones tomadas en sede de producción. Vamos en orden.
Como un amigo me dijo comentando la película, en los últimos tiempos las películas de este tipo no son más que slasher movies donde los vampiros o zombies reemplazan al Jason o Freddy de turno; es decir, 3/4 del metraje están abocados a la fuga de los protagonistas y sus sucesivas e inevitables muertes. El enfoque de Matheson, que la película respeta a grandes rasgos, es completamente distinto: la atención está centrada en la psicología de un hombre solitario, asediado, profundamente traumado por la experiencia de vivir un estado de guerra diaria contra enemigos que no tienen más objetivo que su muerte. En la novela esta sensación psicológicamente claustrofóbica está perfectamente representada por los monólogos internos que manejan la narración; en la película se refleja en algo no muy disímil a lo planteado por Robert Zemeckis en Cast Away.
Las similitudes entre los personajes actuados por Smith aquí y por Tom Hanks allá son evidentes. El rasgo principal que los acomuna es que ambos superan su absoluta soledad generando interlocutores donde no los hay: la pelota Wilson en un caso, la perra Samantha y los maniquies en el otro. Y Neville, el protagonista de esta película, es a todos los efectos un náufrago, un Robinson Crusoe varado en una isla donde debe luchar contra el entorno adverso (Defoe también presentaba la amenaza de los caníbales, no lo olvidemos) empleando ante todo la inteligencia para poder sobrevivir. El subrayar este aspecto permite una identificación visceral con el personaje, algo que difícilmente sucede con los grupos de adolescentes cretinos que intentan escapar (sin mayor éxito) del asesino mutante de turno en cualquier otra película de menor calibre. Un punto para Matheson por esa genial intuición y un punto también para los realizadores de la cinta por encontrar la forma adecuada de mantener ese enfoque y transferir la historia a un entorno que le genera mucha más resonancia, pasando de un anónimo pueblo a la Isla por excelencia.
Otro plus de I am legend respecto a sus congéneres se encuentra en la performance del protagonista. Normalmente lo más que se puede pedir a un actor cuando está rodeado por vampiros famélicos es mantener la compostura y un mínimo de inteligencia en sus acciones; un perfecto ejemplo de cómo desenvolverse dentro de estos límites lo brindó Jake Weber en Dawn of the dead, representando a un líder estoico y reflexivo, sin ningún inútil aspaviento. Obviamente Will Smith y la características de su papel van mucho más allá. Creo que nadie duda que Big Willie sea el mejor actor de películas de acción desde el ocaso de Bruce Willis, además de tener una gran conexión con las audiencias y tener una secuencia de éxitos desarmante a lo lardo de doce años de roles protagónicos en la pantalla grande.
Un dato: Smith ha estelarizado 14 películas en este periodo, que en promedio han recaudado en los cines USA poco más de 153 millones de dólares cada una (y ojo, I am legend recién lleva 4 semanas de estreno y va por los 230!); de ellas, las únicas que no han recaudado más de 100 millones han sido 3. En el orden, su debut como estrella (junto a otro big de estos tiempos, Michael Bay) en Bad Boys (1995); un rol menor al de la otra action movie star actual, Matt Damon, en la fallida The legend of Bagger Vance (2000), de Robert Redford; y su primera seria apuesta por el Oscar en Alí (2001). Todo lo demás es bling bling, cash cash, con títulos como Independence Day, Men in black, Enemy of the state, I, robot, Hitch o The pursuit of happyness.
Uno puede discutir ampliamente sobre la calidad de alguno de los títulos, pero no hay dudas que la gente ha encontrado en el ex Fresh Prince un poderoso imán para ir al cine. Pero lo que no se ve detrás de tanto billete verde es que Smith ha ido convirtiéndose en un actor muy efectivo y capaz de expresar un rango no usual en una estrella de su nivel; recordemos, sin ir más lejos, cuando producciones de esta envergadura eran lideradas por Stallone o Schwarzenegger (este último era el designado para protagonizar el guión original de I am legend, hace más de una década). Las cuatro películas que han precedido su último esfuerzo demuestran una versatilidad indiscutible: una película de acción sci-fi (I,robot), un dibujo animado (Shark Tale), una comedia romántica (Hitch) y un drama lacrimógeno y oscarizable (The pursuit of happyness).
En I am legend, Will Smith encarna a la perfección el ánimo atormentado de Robert Neville, recreando todas y cada una de sus aristas caracteriales. Hay momentos donde se percibe netamente el desesperado conflicto de alguien que sabe muy bien que se ha empantanado en un emprendimiento quijotesco y de improbable solución (encontrar la cura al virus), pero que aún no está dispuesto a perder la esperanza; las escenas en la tienda de videos, por su parte, encuentran el balance perfecto entre el descenso a la locura y el reconocimiento de que esa socialidad postiza y artificial que ha creado es necesaria para mantener algún vestigio de humanidad. Incluso en el último (y narrativamente poco satisfactorio) enfrentamiento con los darkseekers, Will termina expresando en pocos segundos un abanico de emociones que creo tiene pocos precedentes en cualquier cinta de intento popcornístico (?). Es una actuación excelente, probablemente la mejor que se haya visto en el género. Como dicen los cronistas, un gol de otro partido.
No puedo dejar de alabar el diseño de producción. Ya hemos visto a New York desierta y deshabitada (por ejemplo en Vanilla Sky), ya hemos visto paisajes urbanos post apocalípticos, incluso por motivos similares a los presentados en I am Legend (pienso especialmente en 28 days later), pero lo que se termina plasmando en la pantalla en esta ocasión es mucho más complejo y articulado. La vegetación que recobra espacio entre el asfalto; los edificios precintados y envueltos en plástico; el billboard de Superman vs. Batman, incluyendo su hipotética fecha de estreno (5-15-10): todo muy bueno, creíble, completo, un mundo aparte donde no desentona un portaaviones anclado en el muelle, con un SR-71 dominando el puente.
La dirección de Francis Lawrence tampoco está mal. En los momentos tranquilos se las ingenia para conseguir algunas tomas notables (sin ir muy lejos, la imagen de Neville acurrucado con su perra en la bañera es icónica), y cuando el ritmo se acelera evita cuidadosamente el quick cut hipercinético al que están adictos todos los secuaces de Michael Bay. Momentos cumbre: el incipit de la película, con la batida de caza en un Ford Shelby GT 500; la angustiante búsqueda de Sam en plena oscuridad, que termina con nuestro primer contacto con los darkseekers; el último flashback, cuando los puentes de la ciudad vuelan por los aires.
Se nota un progreso respecto a Constantine, que en algunos momentos resentía de cierta estética videoclipera, mientras que aquí ya no hay dudas de que Lawrence ha alcanzado otro escalón. Más aún si se toma en cuenta la astucia con que se ha plasmado una película de enorme impacto y scope, pero manejando un criterio de economía envidiable, con pocos actores (menos cheques, menos casting, menos pruebas y preparaciones) y un metraje compacto y reducido respecto al promedio, que por un lado genera ahorros al tener menos escenas con CGI que financiar, y por el otro permite muchas más funciones por día, ergo más recaudación diaria a paridad de afluencia por sala. Kudos a Francis y a sus productores.
Si tuviera que resumir los puntos negativos de la película, se podrían agrupar en 4 aspectos muy precisos y diferenciados: la sensación de deja vu de su premisa; los efectos especiales bastante decepcionantes, especialmente a la hora de dar vida a los darkseekers; ciertos puntos poco explorados o desarrollados por el guión; y la innecesaria adición de implicancias casi sobrenaturales en el último cuarto del film. Así que vamos por partes.
A la hora de elaborar un blockbuster, es muy complicado obtener algo totalmente original. No hablo sólo de la epidemia de franquicias y remakes (y éste es un ejemplo), sino en general de la dificultad de encontrar ideas novedosas y a la vez atractivas para la audiencia. Si miramos a las 10 películas más exitosas del 2007, encontramos 5 franquicias, con las terceras partes de Spiderman (1), Shrek (2), Pirates of the Caribbean (4) y Bourne (7) más la quinta entrega de Harry Potter (5); dos versiones cinematográficas de series animadas de televisión con Transformers (3) y The Simpsons movie (10); y un remake, precisamente I am legend (6). Sólo 300 (8) y Ratatouille (9) han representado algo nuevo en las pantallas, haciendo la salvedad que en el primer caso hablamos de una adaptación de una famosa graphic novel y en el segundo del ya tradicional hit de Pixar, que casi califica como un franchise más. Si esto no es una muestra de la tendencia que está siguiendo Hollywood...
Un ejemplo de esto es el ya clásico juego de resumir una película como combinación de títulos preexistentes o como variación de un elemento de los mismos: Syriana = Traffic + petróleo. Torque = The fast and the furious + motos. Gladiator = The fall of the roman empire + Charles Bronson. Acabo de leer por algún lado que Juno = Napoleon Dynamite + Knocked up. Y extendiendo el análisis a la Tv, Heroes = Watchmen + X-men.
A la hora de resumir I am legend, la cosa se pone complicada, pero ciertamente no por falta de títulos a los cuales hacer referencia, y eso que de plano excluyo las dos precedentes versiones que se han filmado de la novela de Matheson, The last man on earth de 1964 y Omega man de 1971. Yo creo que un 28 days later + Cast away + Signs sería una combinación adecuada: del primero tomarìamos el tema general de la película, del segundo el protagonista aislado y con amigos imaginarios, del tercero el tema de la intervención divina que tanto me fastidia.
De la semejanza con Cast away ya he hablado, y no me parece algo en contra de la película: no había otra forma de representar a un personaje solitario que cayera simpático al público y con el cual éste se pudiera identificar. El punto de contacto con Signs lo dejo para el final, puesto que constituye mi mayor observación a la película. Por lo tanto queda por desarrollar la semejanza con la película de Danny Boyle, que dará el punto de partida al siguiente post de esta serie.
La leyenda continúa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario