No importa que el primer gol sea 90% responsabilidad del césped resbaloso de San Siro y de Casillas.
No importa que el segundo tenga origen en un fuera de juego de metro y medio.
No importa que nos hayan empatado en la penúltima jugada.
No importan los 37 años de edad.
No importa que 27 de los 70 goles en copas los haya marcado con la camiseta de la Juve.
No importa que muchos digan que no merece estar por encima de Gerd Müller y de Raúl.
No importa que le falten aún 3 goles para igualar a Baggio en el ranking all-time de goleadores italianos.
Pippo Inzaghi está en la historia por partidos como el de hoy, por goles como éstos, por resultados imposibles conseguidos contra equipos superiores sólo gracias a su existencia en el gramado. Y tenerlo en el Milan en los últimos 10 años ha sido un honor, una bendición, la gloria absoluta.
Ave, Pippo. Tu pueblo te saluda.
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