Y así se fue un año más de vida, con mucho trabajo, poco tiempo para escribir, menos para postear, casi nada para el resto. Ah, bueno, salvo incluir los esfuerzos inhumanos para lograr llevar a cabo mi casamiento...
Es curioso notar que cada día en que me despierte este año, habré repetido fecha por 30 veces; por suerte los años se cuentan al cumplirse en su totalidad, así que tendré 29 todavía por 360 días más, y no la fatídica triple decena.
Por otra parte, desde que era niño no he dejado de preguntarme si no tiene alguna relevancia el hecho que haya nacido el último día de verano (en el hemisferio sur) o de invierno (norte), más allá de retrotraerme a haber sido concebido el último día de otoño (sur) o de primavera (norte). Como mis padres se la pegaban de viajeros, y cruzaron el ecuador a mitad de mi gestación, la combinación real corresponde a concepción el último día de primavera, nacimiento el último día de verano.
Tiene algo de poético, aunque no sé donde, descubrir que mi existencia prenatal se limitó a un verano, como los amores adolescentes, las amistades playeras, las piscinas llenas, las sombrillas abiertas, los abanicos, las cremoladas, los torneos de tenis sobre polvo de ladrillo.
En cambio, tener 29 años no me suena a nada. Siendo número primo, y bastante alto, carece de la resonancia de un 7, un 13, un 23 (gracias a Michael Jordan). No redondea nada. No tiene múltiplos significativos. Es un adverbio sin sujeto ni predicado por los alrededores. Más transitorio que una pierna enyesada.
No suena a punto de quiebre, a transformación dramática, a trampolín; se parece más a la hora de la siesta, a la cola para un trámite, a la espera del autobús. No es algo negativo, todo lo contrario: esos son momentos en los que uno se dedica a cosas que normalmente no puede hacer, al tener la cabeza ocupada en lo que sí importa. Y de una extraña forma, eso es lo que deseo hace varios meses. Tomarme tiempo para lo que me gusta. Escribir mis novelas. Ver películas. Jugar en la computadora. Salir de viaje. Postear en este blog.
Gracias a los que me dijeron happy birthday, bajo las circunstancias más extrañas. Gracias a los que no lo hicieron. Gracias a mí por ser tan buen sujeto de análisis e inspiración de ficciones por casi 3 décadas. Esperemos que todo comience a dar frutos pronto, starting today.